Aceptar lo que dice la Iglesia sin poner pegas (reflexión católica)

 Aceptar lo que dice la Iglesia sin poner pegas. 

Esta reflexión la ha inspirado en gran parte la frase de San Juan Bosco que dice: "El buen cristiano obedece a sus padres, sus maestros y sus superiores, porque en ellos ve a Dios". Y también porque estoy harta de ver como, muchas veces, los católicos echamos piedras sobre nuestro propio tejado y cuestionamos al Magisterio de la Iglesia y al Papa a todas horas. 

La fe es darse cuenta de que tienes una familia que se llama Iglesia. Que sí, que perteneces a ella, que no solo los religiosos que consagran su vida al Señor son los que están dentro, sino todos los bautizados. Es curioso porque hoy en día no es que haya pocos católicos, porque bautizados hay muchos, sino que hay pocos que realmente actúan como tales. 

La Iglesia es una familia que está ahí siempre, que te ayuda, que se preocupa por tí, que te consuela, que te quiere… Una familia muy grande, fundada hace XXI siglos, pero que sigue aquí después de todo, porque sabe que para superar las adversidades solo se necesita a Dios. 

Una familia que no está aquí para fastidiarte, sino para guiarte. Ya nos avisaba San Ignacio de Loyola: “Debemos estar dispuestos a creer que lo que nos parece blanco es en realidad negro, si la jerarquía de la Iglesia así lo decide”. Y precisamente ahora, en la actualidad, hay mucha discrepancia tanto desde dentro como desde fuera de la Iglesia de lo ella dice. Yo tengo una respuesta: a nosotros, los católicos, no nos mola la mediocridad, nos da palo ser mediocres. 

O lo damos todo, o para eso no damos nada, pero en medio no. Si somos católicos lo aceptamos todo, porque creemos en la Iglesia como camino para llegar al Padre. En muchos exámenes de conciencia suele haber una pregunta de “¿Creo todo lo que Dios ha revelado y enseña la Iglesia Católica? ¿He negado las verdades de la fe católica?”, y es que tenemos que dejar de ver la fe como algo que usamos cuando nos conviene. Tenemos que ser católicos en el día a día, en todo lugar, sin miedo. 

Eso no quiere decir que aceptemos lo que se dice desde la Iglesia sin más, sino que lo entendamos para poder aceptarlo, para poder amarlo, para poder vivir de acuerdo a ello. Y si no lo entendemos, que le pidamos al Señor luz para entenderlo y ayuda para obedecer. Porque sólo por medio de la Iglesia vamos a entender el sentido de la revelación de Dios. 

¡Que seamos luz para el mundo!

Pumo.

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