La ilusión de los niños

Las ilusiones rotas de los niños son una tragedia. 

Se me viene a la cabeza un episodio que ocurrió hace tiempo, mientras comentábamos Historias de la Artámila de Ana María Matute. Este libro esta constituído por diferentes cuentos que no tienen que ver entre sí, pero que comparten un profundo tinte de tristeza y dolor desgarrador. Recuerdo particularmente el cuento de El rey, sobre el que tuve que trabajar. 

Esta historia habla de un niño paralítico que no acude a la escuela de su pueblo pero que vive junto a ella con su madre. Un buen día, llega un profesor nuevo que se encariña con él y decide darle una sorpresa el día de los Reyes Magos. Sin embargo, el niño empieza a alimentar su imaginación con historias grandiosas sobre como vendrán a verle y, al final, este supuesto Rey Mago tendrá que retirarse de su iniciativa con la ilusión rota.

Aunque se supone que el relato versa sobre la ilusión rota del niño, llama mucho la atención también la ilusión rota del profesor cuando decide guardar el traje de Rey Mago y abortar la misión. En este sentido, podíamos ver la parte más "de niño" del profesor, la parte de los adultos que todavía tiene un poco de imaginación, un poco de ingenuidad, un poco de ilusión...

-¿Por qué en este no sucede ninguna tragedia? -preguntó una compañera mientras lo comentábamos.

¿Acaso que un niño inocente pierda la ilusión por los Reyes Magos no es suficiente tragedia? ¿Acaso no es suficiente tragedia que un niño se vea privado de su infancia de este modo? 

Se habla últimamente mucho de oprimidos, de tragedias y supuestas "faltas de respeto" por la diferencia de opiniones, de accidentes, de crímenes... Pero no se habla de otras cosas. ¿No es crimen suficiente el infanticidio que se está haciendo a los niños? 

Un niño de cinco años (ni siquiera uno de noventa) no puede poder elegir si ser hombre o ser mujer, un niño de cinco años no tiene que saber de ideología de género, un niño de cinco años no puede ser privado de jugar con coches porque "eso no es únicamente propio de los chicos"... 

Todas estas innovaciones modernas que se lo ocurren a nuestra ministra de Igualdad como al resto de los artífices de estas teorías, no son más que actos que atentan (a parte de contra la vida y la identidad de las personas) contra la inocencia de los más pequeños. 

¿Acaso no es suficiente tragedia ya?

Pumo. 

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